Museografía

La Museografía, todo un arte.

 

La Museografía sería la aplicación práctica de la Museología. Consiste en planificar, desarrollar, e instalar una muestra, que define ante todo la propuesta general de la exposición.

Estructuramos esta exposición en función a su temporalidad, contenido o carácter.

Si es por su temporalidad, la exposición puede tener carácter permanente, temporal, fija o itinerante. En todos los casos debe ser diseñada, fabricada e instalada, por tanto requiere de un equipo especializado que sepa combinar tres pilares básicos:

1. Diseño – Creatividad

2. Tecnología – Innovación

3. Fabricación – Producción

Estos tres elementos combinados con una adecuada coordinación entre la agencia y el comisario de la Exposición, nos facilita el análisis de la esencia de la museografía, que es saber cómo debe ser la estética, cómo han de ser los objetos que queremos exhibir y que son los que van a transmitir el mensaje e información al público.

Un diseño inspirador y enfocado en la innovación creará una experiencia única…

El diseño de espacios ha de procurar momentos experienciales e interactivos a través de los medios tecnológicos fabricados a medida. Esta experiencia incrementará un engagement a través de la interacción del público hacia el objeto/producto o marca de la muestra que hemos planificado, desarrollado e instalado eficazmente gracias a un diseño expositivo que ha hecho un largo viaje hasta llegar a su exhibición.

Cuando entendemos las intenciones, expectativas y comportamiento de una persona en el contexto de un espacio, podemos comenzar a definir la calidad de su experiencia.

Esta experiencia necesita de un equipo de trabajo eficiente para su diseño e implantación. El coordinador, diseñador y técnico serán quienes dirijan al proyecto hacia el objetivo correcto a la hora de fabricar los materiales necesarios para el desarrollo de la exposición.

Toda idea de un proyecto de exposición (sea cual sea su carácter), desde el concepto hasta la instalación, debe determinarse a partir de ciertas premisas que el coordinador debe analizar:

1. Saber las prioridades del cliente.

2. Evaluar el espacio con que cuenta.

3. Elegir un buen equipo de apoyo técnico: montadores, carpinteros, electricistas e instaladores, pintores y otros.

4. Conocer con qué presupuesto cuenta.

5. Saber de qué recursos técnicos dispone y aspectos de conservación de la muestra: iluminación, temperatura, humedad, embalaje, además de la seguridad, manipulación y transporte de las obras.

6. Estar actualizado y preparado para el aspecto legal: de lo cual se ocupará un miembro del equipo (registrador) que tramitará todos los documentos referentes al seguro, transporte y embalaje de los objetos u obras de arte.

7. Temporalidad de la exposición.

8. Objetivos que se pretenden.

El proceso, desde el concepto hasta la instalación, debe ser explicado a todos los miembros para preparar una estrategia de promoción y comunicación.

Lo primero es saber que, ante la coyuntura actual de la competencia museística y sus ingentes ofertas culturales, para hacer visible tu Museo/Marca o Producto debemos hacer posible que tenga una “identidad propia”.

Para una óptima campaña de promoción, hay que conocer e identificar a nuestro público objetivo y su target para llegar a él con una segmentación estudiada.

Si además implementamos esta promoción con elementos de animación y vistosidad adaptados al formato del objeto de la exposición, optimizaremos su alcance.

Por lo que hay que diseñar la Identidad Gráfica de la exposición.

Aquí, el merchandising puede ser utilizado tanto para el lanzamiento de las notas de prensa como en la inauguración de la exposición. Además, previamente hemos debido promocionar a través de medios online y offline (Redes Sociales/Publicaciones en diarios…).

Las ventajas del merchandising son idóneas en el marketing directo, ya que se trata de una herramienta que, en el caso del lanzamiento de una nueva exposición, además de mejorar la marca, da la oportunidad de captar leads y obtener una conversión con una mínima inversión garantizada con el ROI.

El usuario experiencial disfruta de una acción que beneficia notoriamente a la marca, la exposición y al museo. Y este debe ser el objetivo de todo el proceso que hemos comenzado con su diseño, planificación y construcción.

Existen diversas técnicas de estrategia de comunicación para llegar a nuestros objetivos:

El uso de grandes paneles de vinilo impreso para informar en un contexto museográfico, la propia historia del producto/objeto. Montar un showroom de los materiales expositivos o elaborar estructuras retro-iluminadas que den una imagen de modernidad y frescura a la experiencia del usuario. Técnicas inmersivas en un espacio diseñado con una arquitectura innovadora, y apoyado con elementos táctiles.

En definitiva, la museografía supone todo un proceso que comienza en una idea que implica toda la elaboración de un diseño de fabricación y producción hasta su inauguración, donde la promoción y comunicación deben ir sincronizados hacia los objetivos marcados que nos suponga la fidelización del usuario hacia el museo. Se trata de fidelizar a un público que desee regresar a ver otra exposición.

Por último, la museografía no se ocupa tan sólo de informar y difundir los objetos, se encarga también de llevar a la práctica las exposiciones (permanentes-itinerante-fijas o temporales ) creando un sistema de comunicación con un formato de discurso expositivo (insights) que consiga generar emociones/interacciones en el público.

Cualquier proyecto museográfico precisa de la ejecución de unas fases funcionales y espaciales como hemos detallado anteriormente:

– El espacio.

– La estrategia.

– Y lo más creativo: El montaje.

Que se lo digan a Hitchcock que usó nada menos que 78 planos y 52 cortes en el montaje de la escena de la ducha en “Psicosis” del que dijo Walter Murch:

“Un montaje desconcertante con saltos que abarcan los 360 grados y los encuadres justos para evitar la censura”.

Investigar las necesidades e inquietudes del público al que van dirigidas y en virtud de ello, diseñar estrategias que aumenten el grado de satisfacción del usuario, conllevará una mayor rentabilidad tanto económica (en algunos casos) como social que es el objetivo principal.

Resumiendo, las estrategias de marketing adaptadas a las actividades y acciones de los museos, persigue la captación de nuevos usuarios, así como su fidelización.

«Dadme un museo, yo os lo lleno». Pablo Ruiz Picasso