Al final del buen tiempo llegan los muchos malestares generales como son la crisis post-vacacional, las clases, la densidad de la ciudad, el frío… pero un problema no tan común es como ‘acabar’ con los rolletes de verano.

A veces es fácil por cuestiones de distancia, tiempo o incompatibilidades linguísticas, pero a Cunill le ha salido el tiro por la culata.

Durante el mes de agosto en alguno de sus destinos vacacionales; Cunill debió tener un ‘affair’ con una diablilla de mirada apasionada. No nos ha contado exactamente que sucedió pero deducimos que Cunill se esfumó con la excusa de que tenía que volver a trabajar, y parece que no dió muchas explicaciones a la pobre diablilla.

Pues bien, el pasado jueves llamó a la puerta de la oficina un diablillo de cara embotada preguntando por Cunill; y nosotros, que no sabíamos nada del asunto, amablemente le dejamos entrar.

Maldita la hora en que lo hicimos, ahora la diablilla está persiguiendo a Cunill por toda la oficina, dejando corazoncitos flotantes a su paso y poniéndonos a todos de mal talante con tanto rollito cursi.

Cunill y monstruo